Entrevista Mario Wagner

Entrevista a Mario Wagner, Ingeniero estructural en Inge-Wag y académico de la Universidad de Chile

Cada día toman más vuelo proyectos en madera que antes parecían ciencia ficción


El académico, con una trayectoria de más de 40 años en el campo del diseño y construcción en madera, hace un recorrido sobre cómo este material se ha posicionado en nuestro país.

Cuando Mario Wagner debía hacer su memoria de titulación, por allá por los años setentas, tuvo claro el tema que quería trabajar. Por inquietudes propias ya sabía cómo en esos años se estaba abordando el trabajo con madera bajo la normativa alemana y vio que en Chile estábamos muy lejos de ese estándar. Entonces quiso mejorarlo:
“Como la norma (chilena) ya estaba redactada, yo me dediqué a ver cómo podíamos incorporar elementos de la norma alemana aquí. Así fue como con harto trabajo pudimos ir homologando los capítulos más importantes de la norma alemana a la norma chilena, sobre todo en cuanto al uso de pino radiata. Mi tarea fue justificar el uso de este material a través de ensayos. Como cambiar el criterio de diseño existente es bien complejo, en total me tomó unos 15 años”, recuerda.

También consideraba, a la madera, como un material cálido, misterioso, atractivo y con amplias posibilidades de desarrollo en el medio nacional.

Es sabido que hace unos años, la madera era vista como un material más bien básico, usado para viviendas sociales, para proyectos de bajo costo. El hormigón y el acero se llevaban todos los aplausos. Sin embargo, algo pasó y la madera entonces tomó un lugar importante en cuanto a su valor como material ¿A qué adjudica usted este cambio?

La cruzada de investigación aplicada y docencia, que emprendió el Instituto Forestal, junto a Vicente Pérez Galaz fue muy efectiva. Su labor fue importantísima para promover el uso de la madera. Fue él quien puso a disposición de los inversionistas nacionales un laboratorio en vivo y en directo, en donde se podía comprobar que lo que él decía era posible de hacer. Creo que el auge del uso de la madera en Chile, ha sido principalmente gracias al INFOR.

Otra labor importante fue la que se hizo en Concepción, específicamente en la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Bío Bío. Ellos se dedicaron a divulgar  la madera a través de cartillas técnicas de fácil interpretación, relativas al uso del material y a soluciones constructivas. También promovieron seminarios internacionales que fueron adquiriendo bastante importancia con el tiempo. Eran dos encuentros al año y tenían gran convocatoria, lo que fue la oportunidad para que profesionales de países como Argentina, Uruguay, Colombia, México, y Perú, intercambiaran conocimientos sobre el uso de este material.

Por otro lado, el consorcio que formó la Universidad de Chile con la Fundación Chile también fue fundamental. Había un director norteamericano y entre las cosas que se propuso, fue cambiarle la imagen a la madera en Chile. Trajeron gente de Canadá y EEUU, eso abrió la mente acá. Ya cuando la CORMA hizo un estudio para poner la madera en mercados estructurales, ahí la cosa cambió”.

¿Por qué se ha ido dando de esta forma?

Porque el mercado de la construcción es mucho más estable. Puede proyectarse más a largo plazo. Ahí comenzó de verdad el uso de la madera estructural. Antes era solo para embalaje, es decir si la economía en el mundo estaba bien, se usaba mucha madera para embalar productos, pero en períodos de crisis la historia era diferente…

¿Cuál es el estado del arte en cuanto al uso de la madera hoy y qué proyecciones ve?

Está en constante crecimiento. La totalidad de productos de ingeniería en madera tienen en la actualidad grandes proyecciones de desarrollo, por tratarse del único material de construcción autorrenovable y sustentable sin riesgos de contaminación para el medio ambiente, como la madera laminada.
El CLT por ejemplo, le abre paso a los proyectos de madera en el mercado de la construcción en altura, posibilidad que hace un par de décadas habría sido calificado de irracional…ciencia ficción.

En el ámbito académico, ¿Cómo se aborda esta creciente demanda por el uso de la madera?

Se ha aprendido mucho. La CORMA tuvo muy buen ojo al organizar estos concursos de arquitectura todos los años en donde participan las facultades de arquitectura de las principales universidades. Partieron el 2005 y hoy ya no hay cupos. Existe como una efervescencia con el material.
Es que con madera se pueden hacer cosas muy bonitas, distintas, es grato al tacto, tiene colores naturales, eso le gusta mucho a los arquitectos que son tipos sensibles. Por otro lado, como cada vez hay más proyectos en madera, las oficinas de ingeniería se han visto forzadas a ver cómo trabajar con este material.

¿Cuáles cree que son las tareas pendientes desde la Academia?

Falta laboratorio. Ahí es donde haces que los alumnos diseñen. En el laboratorio pruebas el diseño hasta que se rompa y eso no se olvida jamás. En la pizarra, en una presentación, tú lo miras y ya. En cambio en una situación real si te están ensayando sobre una cosa que tú creaste y falló no se te olvida más…y si funcionó tampoco. El laboratorio es vital en la enseñanza, pero eso requiere financiamiento…y para eso todavía nos falta mucho.

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Viña Perez Cruz - Ingelam

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